En la casa de campo Esalen, en California, se
reunieron los precursores (científicos, artistas, psicoterapeutas) que
perfilaron las ideas y las prácticas básicas del movimiento New Age;
luego, Michael Mac Murphy las aglutinó y el matrimonio Caddy las llevó a
la práctica en el norte de Escocia, desde donde irradió el mensaje. En
Estados Unidos entre los años de 1960 -1970 se formaron comunidades
semejantes a la de Escocia y creció el movimiento de la "contracultura",
y todo ello se englobó dentro de la Nueva Era.
Los teóricos más representativos de la New Age han sido Fritjof Capra, con su obra El Tao de la Física (1975); Marilyn Ferguson, con su libro The Aquarian Conspiracy (1980); Carl Sagan, con su serie televisiva Cosmos (1980).
Se dice que la Nueva Era es un movimiento socio-cultural
de gran influencia en Occidente que engloba una colección desordenada de
tendencias, submovimientos, grupos y personas que tienen ideas,
prácticas e ilusiones con un gran parecido, y por ello resulta difícil
describir de forma breve y concisa todo aquello que representa. La Nueva
Era no es una secta, pero por desgracia muchos grupos sectarios
utilizan técnicas antiguas para persuadir, manipular y someter la
voluntad de los demás. Marilyn Ferguson habla de "psicotécnicas" para
abrir la mente intuitiva, para cambiar la conciencia, pero estas
técnicas pueden ser utilizadas con fines sectarios y manipulativos. Es
frecuente que los procesos concientizadores que algunas sectas
utilizan den paso a un "lavado de cerebro" o a lo que los especialistas
han
llamado "violación psíquica", que se define como la anulación absoluta
de la personalidad individual de los miembros de la secta,
reemplazándola por otra útil a los propósitos de ésta.
Por otra parte, resulta disparatado unir en el mismo
grupo de"psicotécnicas", como si tuvieran la misma validez, la brujería y
el espiritismo con prácticas que parecen más trascendentales como la
meditación.
Dentro del esoterismo hay que destacar varios grupos y
personalidades que han ejercido una profunda influencia en el movimiento
New Age: el Cristianismo, el movimiento Rosacruz (con derivaciones masónicas), la Sociedad Teosófica (H. P. Blavatsky y Annie Besant), la Escuela del Cuarto Camino de Gurdjieff, el paleontólogo evolucionista Pierre Teihard de Chardin, el psicoanalista Carl Gustav Jung, la psicología transpersonal (término acuñado por Stanislav Grof), la terapia Gestalt (del gurú Fritz Perls), el Espiritismo, filosofías y religiones de Oriente (el Taoísmo, el Tantrismo, el Hinduismo, el Budismo), el Gnosticismo (cuya versión contemporánea, con muchas escuelas, viene del antropólogo Samael Aun Weor), la Astrología, el Chamanismo (con el referente de Carlos Castaneda), la Ufología, el movimiento Hippy, el movimiento del "potencial humano", James Lovelock (con su hipótesis de Gaia), la Cienciología,
la Teoría de la Relatividad (Einstein) y la mecánica cuántica, la idea
del Nuevo Orden Mundial después del final de la Guerra Fría.
No
es extraño que, después de que la mayoría social ha aceptado tendencias
tan dispares, nuestros hijos universitarios tengan una extraña amalgama
de creencias mezcladas de todo este cúmulo de ideas de la Nueva Era.
En
los festivales de música (Monterrey, 1967; Newport y
Denver, 1969; Woodstock, llamado "Festival de Acuario"), los jóvenes
fueron los "conejillos de Indias", víctimas de un experimento
planificado, a gran escala, con drogas alucinógenas de efectos
psicóticos, con secuelas emocionales asociadas. Este experimento tenía
la complicidad del gobierno y del FBI; era todo un plan secreto para
subvertir los valores constructivos de Estados Unidos. En esa época los
servicios de inteligencia de Estados Unidos y de Inglaterra investigaron
la creencias y los medios del chamanismo (con sus drogas alucinógenas),
la brujería, la magia ceremonial, el esoterismo,
las religiones mistéricas y orientales, y los despojaron de su verdadera
razón, consistente en que el desarrollo de poderes psíquicos es un paso
de la perfección espiritual y de la elevación de la conciencia, y los
utilizaron para crear asesinos, convertir agentes de espionaje,
interrogar a prisioneros, obtener información y manipular la conciencia,
la memoria y la percepción de la realidad. Son conocidos los programas
de control mental generados por esta satánica simbiosis: Bluebird,
Artichoke, MK-Ultra.
Dijo Theodore Roszak en su libro de 1970 El nacimiento de una contracultura: empezamos a albergar sospechas muy serias sobre el carácter supuestamente revolucionario de la cruzada psicodélica cuando vemos publicaciones tan claramente reaccionarias como Life y Time prestar una atención tan clamorosa al psicodelismo desde 1957.
El número de Life del 13 de mayo de 1957 contenía un tentador y sugestivo artículo titulado "En busca del hongo mágico", firmado por R. Gordon Wasson, uno de los vicepresidentes de "J. P. Morgan", y por su esposa. El artículo relataba las aventuras visionarias vividas por ellos y un fotógrafo neoyorquino de sociedad en 1955, entre practicantes del culto al Psilocybe, en Méjico. El artículo, lleno de ilustraciones y de descripciones detalladas del hongo, exponía los pormenores de las religiones ocultas y orientales y terminaba asegurando a sus lectores "que el hongo pone estas visiones al alcance de muchas personas". Desde entonces, el psicodelismo ha tenido buena prensa en las publicaciones Time y Life, excepto cuando se mezcla con bohemios jóvenes y turbulentos.
Independientemente de sus fallos, la prensa de Henry Luce tiene un olfato muy fino en lo que respecta a lo que la sociedad tecnocrática puede o no asimilar. Sospecho -dice Theodore Roszak- que dicha prensa astutamente percibió que una pildorita, privada y agradable, podía ser un medio muy socorrido para mantener un cierto grado de estabilidad emocional en el estado social. Los jóvenes que beben de las fuentes psicodélicas de Doors of perception de Huxley olvidan el mismo autor en su Brave New World entreveía que lo insoportable se haría soportable con un producto químico visionario llamado 'soma', cuyo objetivo era producir "hombres sanos, hombres obedientes, estables en su satisfacción".
En los mismos años, varios jóvenes ingleses, ayudados por un grupo de psiquiatras radicales, formaron una asociación para investigar las drogas psicotrópicas y "los métodos para alterar la conciencia en general", así como para liberalizar la legislación británica sobre narcóticos. Al constituirse como asociación adoptaron precisamente el nombre SOMA (Society of Mental Awareness). Están jugando con fuego; están adaptando los agentes psicodélicos a las exigencias de la tecnocracia. Semejante integración sería un ejemplo de "desublimación represiva", señalada por Herbert Marcuse de la Escuela de Frankfurt.
Sus antecedentes históricos parecen indicar que el papel de los agentes narcóticos es el de controlar y estabilizar. De Quincey sugería la afición al opio entre los aristócratas y los artistas ingleses de su época (1820-1830) y estaba convencido de que el hábito proliferaba entre los obreros de los telares de algodón.
Los historiadores del periodo saben que era práctica común entre las madres de familias trabajadoras administrar a sus hijos desde la cuna fuertes dosis de láudano, llamado "bendición de la madre"; así que el uso de la droga servía para amortiguar el descontento social en los primeros tiempos de la industrialización inglesa.
El láudano y la morfina también cobraron sus víctimas a un nivel social más elevado, en Inglaterra; entre sus adictos se cuentan Coleridge, Dickens, Carlyle, Rossetti, Elizabeth Barrett Browning y el laureado poeta Tennyson. Es sorprendente que la sociedad victoriana no tuviese muchos reparos en aceptar ese hábito en tales mentes próceres, mientras que en 1960 y 1970 se amenazaba a John Lennon y a Mick Jagger con severos castigos por jugar con cannabis.
Por mucho que busquemos a los aficionados a los narcóticos más bohemios del siglo XIX -Teófilo Gautier, Charles Baudelaire-, no encontraremos en ellos revolucionarios sociales.
¿Por qué no habría de incluir la sociedad tecnocrática en su arsenal de "métodos de control social" y de relajamiento emocional uno tan depurado y sutil como el psicodelismo? Un "viaje" ocasional... ¿qué peligro tiene esta travesura privada para el orden establecido, siempre que no vaya ligada a ninguna forma de disconformidad explosiva? Perversa justificación.
Si los cerebros de la RAND Corporation ya consideraron introducir tranquilizantes y sedantes en las situaciones represivas más odiosas -la vida en un refugio atómico después de un ataque termonuclear- como medios de aliviar la presión de la desesperación, ¿por qué no considerar con el mismo fin los agentes psicodélicos?
Además, no hay que perder de vista que muchos ciudadanos respetables, sin actitudes sociales o culturales radicales, emplean normalmente una amplia gama de narcóticos, barbitúricos, anfetaminas, tranquilizantes, millones de recetas de drogas psicotrópicas, antidepresivos... Lo más curioso: el sector de población más dependiente de las drogas no es el de la juventud rebelde, los jóvenes bohemios, sino el de las mujeres de edad que padecen insomnio y necesitan calmar sus nervios.
Así, los reajustes y las funciones que solían dejarse a la iniciativa del organismo -sueño, vigilia, relajación, potencia sexual, digestión, deyección, etc.- se transfieren de forma antinatural a un creciente repertorio de pociones químicas y farmacológicas. Al parecer, los tradicionales procesos orgánicos del cuerpo humano no consiguen adaptarse a las exigencias de la civilización tecnocrática.
Ateniéndonos estrictamente a los hechos, ésta es una acusación condenatoria de la civilización contemporánea, puesto que en ninguno de los proyectos que realizamos para acondicionar nuestro medio ambiente tiene cabida el ser humano. La forma más conveniente de hacer frente a esta situación sin tocar los valores tecnocráticos es, lamentablemente, atiborrar el organismo con montones de productos farmacológicos.
Inicialmente,
la Conspiración de Acuario fue un proyecto secreto del Gobierno de
Estados Unidos asignado al Stanford Research Institute (SRI) y creado en
1946 por el Instituto Tavistock de Inglaterra con el fin de estudiar de
qué manera afectan a la sociedad las tendencias sociales y culturales
de reciente creación como el libertarismo, el libertarismo de
izquierdas, el liberalismo, el socialismo, el anarquismo, el comunismo,
el materialismo, el naturismo, el misticismo, el hedonismo, la
espiritualidad, el ecologismo, el feminismo, la New Age y muchas otras
orientaciones de la sociedad.
Hubo un informe acerca de la Conspiración de Acuario, y se publicó en 1974 en Estados Unidos con el nombre en clave de The Changing Images of Man,
informe dirigido por un panel de veintitrés expertos en controlar la
mente; entre ellos, la antropóloga Margaret Mead, el psicólogo
conductista B. F. Skinner, Ervin Laszlo, de las Naciones Unidas y sir
Geoffrey Vickers, de la Inteligencia Británica. El objetivo del estudio
llevado a cabo por el Stanford Research Institute es que la humanidad
deje de desear el progreso industrial a favor de la "espiritualidad". El
profesor Willis Harmon, supervisor de este proyecto y "futurista" cuya
especialidad es promover un paradigma social postindustrial, explica:
"Nuestro
sistema de tecnología, sumamente desarrollado, lleva aparejadas mayores
vulnerabilidades y fallos. De hecho, el alcance y el impacto derivados
de los problemas sociales que están apareciendo en la actualidad
plantean una seria amenaza a nuestra civilización (...). Si nuestras
predicciones sobre el futuro demuestran ser acertadas, es de esperar que
los problemas asociados a esta tendencia se vuelvan más graves y
universales y ocurran con mucha rapidez."
El estudio llega a la conclusión perversa de que debemos cambiar cuanto antes la imagen industrial del hombre:
"las imágenes del hombre que han dominado durante los dos últimos
siglos no serán adecuadas en la era posindustrial." Lo que buscan estos
"ingenieros sociales" es el concepto y la imagen de un hombre espiritual, sumiso, dependiente, ablandado con drogas y productos farmacéuticos.
El informe termina prediciendo que hay numerosos
movimientos sociales que pueden terminar desembocando en una imagen
nueva e inspiradora, indicadores del posible surgimiento de una imagen nueva de la sociedad: la
participación de los jóvenes en los procesos políticos, el movimiento
de liberación de la mujer, la rebelión de los jóvenes contra los errores
de la sociedad, la revelación de la responsabilidad social de las
empresas, la brecha generacional como modelo de cambio, la tendencia
antitecnológica de muchos jóvenes, la experimentación con nuevas
estructuras familiares y nuevas relaciones interpersonales, el
surgimiento de comunas como estilo de vida alternativo, el surgimiento
de movimientos conservacionistas/ecologistas, el aumento de interés por
los puntos de vista religiosos y filosóficos orientales, un renovado
interés por el cristianismo "fundamentalista", la preocupación de los
sindicatos por la calidad del entorno de trabajo, un interés creciente
por la meditación y otras disciplinas espirituales, un mayor interés por
el proceso de "autorrealización".
El profesor Willis Harmon así promovía un paradigma
social postindustrial como versión popular del método para manipular o
"ablandar", según los manuales del Instituto Tavistock, a Estados Unidos
primero, para exportar el modelo estadounidense al resto del mundo.
Ablandado de este modo, Estados Unidos se consideraba que ya estaba
maduro para la introducción de drogas. Esto también era parte integral
de la Conspiración de Acuario. La proliferación del consumo de drogas
fue uno de los temas que se estudiaron en la Unidad de Investigación de
Ciencias Políticas del Centro Columbus que tenía el Instituto Tavistock
en la Universidad de Sussex. Se lo conocía como el centro de
"conmociones de futuro", un nombre dado a la psicología orientada al
futuro y diseñada para manipular a grupos enteros de población. Estados
Unidos sería programado para acostumbrarse de tal modo a esos cambios
planificados que resultase difícil percibirlos cuando tuvieran lugar.
De
hecho, esta ambiciosa iniciativa, trascendental para la tecnología de
"armas silenciosas", fue debatida y llevada a la práctica por primera
vez como doctrina oficial por el Comité de Política del Club Bilderberg
en su reunión inaugural de 1954. Luego utilizaron la expresión "Guerra
Tranquila" para describir la manifiesta metodología táctica que iba a
usarse para subyugar a la especie humana. El documento, Top secret: Silent Weapons for Quiet Wars. An Introductory Programming Manual, se
hizo público de forma casi accidental el 7 de julio de 1986. El
documento revelaba los detalles de un plan urdido durante la Guerra Fría
y proponía controlar a las masas de población mediante la manipulación
de la industria, los pasatiempos, la educación y las tendencias
políticas de la gente. Llamaba a una revolución "tranquila" que
enfrentara a un hermano contra otro y desviara la atención del público
de lo que sucede en realidad.
Una parte del documento dice: "Es francamente imposible
hablar de ingeniería social o de la automatización de una sociedad, es
decir, de la creación de sistemas sociales automáticos (armas
silenciosas) a escala nacional o mundial sin hablar de amplios objetivos
de control social y de destrucción de la vida humana, como,
por ejemplo, la esclavitud y el genocidio. Este manual es en sí mismo
una declaración de intenciones. Tales escritos deben ser apartados del
escrutinio público."
En Tavistock
(financiado por la Fundación Rockefeller desde 1934, para crear muchos
Institutos de Trabajo), Eric Trist y Frederick Emery desarrollaron una
teoría de la "turbulencia social" para suavizar el efecto de impresiones
futuras: se puede ablandar moralmente a la población utilizando
fenómenos en masa como cortes en el suministro de energía, hundimientos
económicos y financieros, ataques terroristas. Si las impresiones van
muy seguidas y se administran cada vez con mayor intensidad, es posible
inducir a la sociedad entera a un estado de psicosis colectivo, a la
apatía y la ausencia de toma de decisiones. Con ello los grupos sociales
son más fáciles de controlar. Así se pretende, con la ayuda de la
televisión, cambiar de "paradigma", modificar los conceptos básicos,
cambiar todas las reglas de la sociedad. Para sobrevivir en este estado,
la gente necesitará crear una religión nueva, adherirse a alguna secta
oriental. Esta es la "Nueva Era", la "Era de Acuario" que predican
Tavistock y la Escuela de Sociología de Frankfurt (Alemania).
Todo
esto responde a planes que se remontan más atrás en el tiempo. H. G.
Wells, escritor británico de ciencia ficción y perteneciente al grupo
"Mesa Redonda", en su libro Open Conspiracy (1928), afirmaba: la revolución mundial sólo se puede alcanzar empleando la contracultura como ariete contra un público que no sospecha nada.
En
efecto, a principios del siglo XX, la oligarquía británica dirigente
fundó un centro político para sus operaciones, el grupo de la "Mesa
Redonda", sociedad secreta de inteligencia creada por John Ruskin y su
mentor Cecil Rhodes. En 1903 explicaba lord Alfred Milner: "podemos
derrotar a la democracia porque comprendemos cómo funciona la mente
humana."
El grupo británico "Mesa Redonda" creó agrupaciones
sectarias diseñadas para distintas funciones culturales (Aurora Dorada
con Aleister Crowley, Hijos del Sol con Aldous Huxley, Hermandad
Prerrafelista, salones vanguardistas como el de Gertrude Stein) y
políticas (entre ellas, la secta-partido nazi con Adolf Hitler). Desde
entonces, ha sido constante la infiltración de la inteligencia británica
primero y de la británica y norteamericana después en todas las
instituciones importantes del mundo.
Las diez conferencias sobre Cibernética (1946-1953)
auspiciadas por la fundación estadounidense "Josiah Macy Jr." contaron
con la presencia del cerebro Norbert Wiener, científicos sociólogos y
defensores de la contracultura. Este grupo de la Cibernética, aliado con
las instituciones nombradas anteriormente, buscaba: provocar
artificialmente movimientos sociales que parecieran espontáneos; reducir
la variedad de opiniones; negar la parte espiritual y creativa del
arte; controlar la información ofrecida por los medios de comunicación;
mecanizar los pensamientos del hombre; crear un "fascismo de rostro
democrático". Para estos científicos, los ordenadores, igual que el LSD,
iban a servir en el futuro para controlar las mentes, los hábitos, e
imponer el pensamiento único.
Así,
lamentablemente, las autoridades políticas, de forma expresa o por
omisión, defienden la psicodelia, la permisividad hacia las drogas y las sectas por muchos motivos; entre ellos están:
las conveniencias públicas, pues los grupos sectarios pueden
serles proclives y, además, distraen la atención popular de los
problemas concretos y cotidianos; el temor de ser acusados de
violentar las libertades de religión y de conciencia, abriendo un frente
crítico que debilitaría a las autoridades políticas; la precaución práctica,
ya que hay sectas internacionales con gran influencia política o con
poderosos medios de intervención pública en el país; la creencia de que
"por todos los caminos se llega a Roma"; la promoción de la igualdad ante la ley sin otras consideraciones.
Bibliografía:
Asociación AIS, Infosect, nº 52, segundo trimestre, 2001
Daniel Estulin, El Instituto Tavistock, 2011
Humberto Lagos Schuffeneger, La máscara derrumbada. Sociología de las sectas religiosas, 1996.
Theodore Roszak, El nacimiento de una contracultura, 1970
Margaret Th. Singer y Janja Lalich, Las sectas entre nosotros, 1997
Frances Stonor Saunders, La CIA y la Guerra Fría cultural, 2013
El Instituto Tavistock, en: http://www.mitele.es/programas-tv/cuarto-milenio/temporada-10/programa-410/