En el caso de Patricia Aguilar destacamos dos aspectos. El primero es la ausencia de una política de los Estados contra el problema de las sectas. A pesar de ello, es evidente la implicación por parte de la Administración pública del Estado español y del Estado peruano, implicación en que juega un papel notable el empuje y la decisión del padre y de la familia de Patricia. Su familia interpuso una denuncia por su desaparición. Las policías
española y peruana, y la Interpol, anduvieron tras los pasos de la joven desaparecida.
En España llevaban a cabo una cruzada judicial contra el líder de la secta e intentaban que la Policía, a través de Interpol, mantuviera
viva la búsqueda de la joven.
"Nos dimos cuenta de que a Perú llegaba
poca o ninguna información, ni siquiera sabían allí que había otra
denuncia similar por la presunta captación de otra chica de Bilbao",
explica Noelia Bru, una de las personas
que más activamente ha participado en la búsqueda.
El rescate de Patricia ha sido una odisea para su padre.
Dos viajes al país andino y un año y medio de búsqueda han culminado con
su liberación. Alberto Aguilar llevaba desde el 9 de junio en Lima
impulsando la investigación abierta en el país andino por la Fiscalía de
Trata de Personas contra Félix Steven Manrique, el gurú de un grupo
gnóstico al que habría conocido Patricia con 16 años por Internet.
Su padre, Alberto Aguilar, viajó al país
andino con el objetivo de impulsar su búsqueda. Logró convencer a la
policía de la peligrosidad del líder de esta secta. Hay
denuncias por violencia familiar contra el líder sectario, testimonios de vecinos que alertaban de malos tratos, gritos y problemas de convivencia. Manrique vivía junto a otras
dos mujeres con las que tiene varios hijos y cuya desaparición también
habían denunciado sus propios familiares. El padre de Patricia fue a encontrarse con las familias de otras desaparecidas a las que se les situaba también con Manrique.
"Fue un rapto psicológico", según el padre de
Patricia Aguilar. Fuentes del Ministerio de Exteriores español
explicaron que el cónsul general en Lima estaba en contacto permanente con
la familia de la joven y que les prestaba asistencia. También estaba en
comunicación con las autoridades locales responsables tanto de la
investigación como de las medidas cautelares que se pondrían en marcha. La joven Patricia estaba residiendo de forma ilegal en Perú y no
había respondido a los requerimientos de la Embajada española para
regularizar su situación.
Según la versión de la familia, la joven fue captada a
través de Internet por el líder de la secta latinoamericana Gnosis en
Perú.
Se trata de Félix Steven Manrique, que se hacía llamar príncipe Gurdjeff, y que fue detenido.
Patricia atravesaba una situación de vulnerabilidad tras
la muerte de un tío al que quería mucho. Fue ahí cuando, siendo aún
menor de edad, trabó contacto con Manrique. Apenas semanas después de
cumplir los 18 años, en enero de 2017, voló a Lima y se reunió
con el ahora detenido.
De acuerdo con la denuncia por desaparición que la Interpol presentó el 9
de febrero ante la Policía Nacional del Perú, la última comunicación de
Patricia con su familia fue el 28 de enero; sin embargo, el 2 de febrero
envió una nota de audio a sus parientes en España exigiéndoles la retirada de los carteles que anunciaban su
desaparición y que inundaban Elche; también que dejaran de celebrar actos
públicos en los que pedían su regreso. Y pidiendo 600 euros. La familia decidió: “puede que ahora sea mayor de edad, pero la captaron
cuando era menor. No cederemos a la extorsión o al chantaje, lo único
que queremos es tenerla entre nosotros”.
Patricia llegó a asegurar a través de unas entrevistas
que estaba trabajando para la ONG Acoracom, cuyo jefe era precisamente
Félix Steven Manrique, una organización que, según pudieron comprobar sus familiares, no tenía ninguna actividad real ni una sede física.
La familia de Patricia consiguió reunir
dinero a través de varias colectas para enviar a Alberto Aguilar a Perú,
con el objetivo de concienciar a las autoridades del país. Los
esfuerzos dieron su fruto y, tras varias apariciones en medios de
comunicación, se generó un revuelo social que acabó llegando a la
Fiscalía de Trata de Personas, que solicitó la incoación de diligencias.
El viceministro de Orden Interno del Ministerio del Interior peruano,
Rubén Vargas, afirmaba que los grupos con los que ha contactado Patricia
“siempre están un poco en la oscuridad”. Son organizaciones
clandestinas que rehuyen de la Justicia. Fuentes policiales consideraban
que se encontraba en Lima.
Tras más de un año de incesante búsqueda en la que el padre de Aguilar se trasladó en dos ocasiones al país andino, la policía peruana detuvo al supuesto gurú en una casa en la selva de San Martín de Pangoa, a casi 500 kilómetros del lugar en el que habían visto por última vez a la joven española.
La policía encontró a Patricia sola en una casa en la que cuidaba a cuatro menores de entre 4 y 10 años, hijos del líder y de otras mujeres (cuyas familias también habían denunciado su desaparición) y también a su propia hija.
La joven española Patricia Aguilar forma parte del Programa de Atención a Víctimas y Testigos de la Fiscalía peruana. Junto a ella, otras dos mujeres fueron encontradas, que también están atendidas dentro del programa, según ha confirmado la fiscal a cargo.
Berenice Romero, titular de la Fiscalía Especializada en
delitos de trata de personas, ha señalado que Aguilar y las otras dos
mujeres tendrán "atención integral" de parte de especialistas. La joven
española fue
trasladada a Lima.
Según ha
declarado el director de la división de trata de personas de la Policía
Nacional del Perú, Antonio Capa, las mujeres y los menores presentaban un
alto grado de desnutrición y han sido atendidos por el Ministerio Público y
el Ministerio de la Mujer, que también trabaja para brindarles medidas
de protección.
"La primera diligencia es la atención a las víctimas, en
salud, alimentación y asistencia psicológica. Hemos pedido apoyo de la
Unidad de Protección de Víctimas del Ministerio Público, y también al
Ministerio de la Mujer, para asistir a los menores por el alto grado de
desnutrición que presentan", explicó a los medios informativos el responsable de la Dirección
contra la Trata de Personas.
"Ya están en un lugar seguro, y después de
ello el personal de pesquisas realizará las entrevistas con las
víctimas. El delito va a ser materia de evaluación e investigación,
porque las víctimas de trata no suelen reconocer su condición,
manifiestan siempre que actúan bajo su propia voluntad. Va a ser trabajo
de la policía demostrar que ha habido comisión de delito de trata de
personas".
Según Antonio Capa, Manrique fue localizado en Lima en 2017 pero
después desapareció. Como estaba escondido en Pangoa, fueron necesarias acciones de inteligencia y de campo para localizarlo. El
supuesto responsable de la secta fue detenido
como presunto autor de un delito de trata de seres humanos, en el marco
de una operación policial desarrollada en una región selvática, a 600
kilómetros de la capital peruana.
La operación policial se desarrolló penosamente, con muchas
carencias, aunque con la colaboración de dos buenos agentes a los que el
propio Alberto Aguilar tuvo que conducir en su vehículo particular.
La situación de la familia continúa siendo complicada. La
prima de Patricia y portavoz de la familia, Noelia Bru, aseguró que
tras tanto tiempo en la secta Patricia está "totalmente anulada, es otra persona.
La hemos rescatado, pero no la hemos recuperado, el daño ya está hecho".
Los familiares se sintieron más tranquilos sabiendo que Patricia había sido
rescatada, pero esperaban lo peor, "que no quiera tener relación con nosotros", posibilidad de la que eran conscientes, ya que como
víctima de una secta, la víctima estaba ahora defendiendo al hombre
que la retuvo y justificando sus hechos.
Cuando las autoridades procedieron al arresto encontraron
a Manrique meditando en el interior de la vivienda y a dos mujeres
(una de ellas, su esposa, embarazada) con evidentes signos de
violencia y realizando trabajos en el exterior.
El supuesto secuestrador de las mujeres, el peruano Félix Manrique, que se hacía pasar por el líder del grupo religioso Gnosis, fue detenido y la fiscal pidió la prórroga de su arresto por un delito de trata de personas con fines de explotación sexual y laboral. El grupo Gnosis Perú ha rechazado "cualquier tipo de vinculación" con el presunto captor.
Manrique está detenido y será investigado por el presunto
delito de trata de personas, cargo que fue denunciado por el padre y
los familiares de otras de las mujeres de la secta.
La familia trató por todos los medios para sacar a Patricia del infierno de la trata de seres humanos. La organización SOS Desaparecidos respaldó la búsqueda de la joven. "Me han enviado una fotografía de ella y no la reconocía.
Vivía con los niños en condiciones lamentables. Solo le llevaban comida
una vez por semana", ha relatado la letrada de SOS Desaparecidos, Maite
Rojas.
La abogada de SOS Desaparecidos, Maite Rojas, asegura que
ha sido la tenacidad de la familia la que ha logrado mantener y hacer
avanzar la investigación, que finalmente ha dado sus frutos. La abogada
asegura que se ha podido constatar que el líder de la secta mantenía a
las mujeres captadas en condiciones infrahumanas y en una zona peligrosa de la selva peruana controlada por
narcotraficantes y los remanentes del grupo armado Sendero Luminoso.
La familia de la joven, junto con la abogada de SOS
Desaparecidos, lograron que un juez abriera diligencias para demostrar
que la joven había sido captada por el gurú cuando no tenía aún la
mayoría de edad. Estas pruebas son el único resquicio legal que tienen
para tratar de recuperarla ya que el Código Penal español no reconoce
como delito el abuso de debilidad ejercido por grupos coercitivos.
El Juzgado de Instrucción de Elche mantiene abierta una
investigación por esa desaparición. "Hemos aportado mucha documentación,
como correos electrónicos, pero estamos a la espera del informe de la
Interpol", asegura la letrada de SOS Desaparecidos. "Hemos llegado a acceder a correos electrónicos donde les dice incluso cómo deben depilarse sus zonas íntimas."
La abogada de SOS Desaparecidos
destaca que el líder no salía de casa, donde celebraba sus rituales. Enviaba a trabajar a
las dos mujeres, incluso a una embarazada de ocho meses, que viven con él y con las que tiene varios hijos sin alfabetizar, abandonados y desnutridos.
La intervención de la ONG y de la Ertzaintza impidió hace poco que otra chica, en este caso de Guipúzcoa, cayera en sus redes. El pasado octubre, la Ertzaintza averiguó, gracias a la familia de Patricia, que el líder de la secta había intentado reclutar a otra chica de Guipúzcoa, de 16 años, que quería convertirse en otra de las esposas del Príncipe Gurdjieff, pero una denuncia a tiempo lo evitó.
De forma paralela, los familiares van a continuar peleando en los tribunales para demostrar la conexión entre Félix Steven Manrique y la cuenta de Facebook a través de la cual fueron captadas Patricia y otras víctimas, cuando eran todavía menores de edad. El objetivo es demostrar que este hombre ha anulado a sus víctimas y les ha arrebatado la dignidad, manteniéndolas en un estado de servidumbre.
El segundo aspecto importante de este caso es el caso psicopatológico del supuesto gurú de la secta, Félix Steven Manrique, que tiene 34 años y predica teorías apocalípticas y, según se puede comprobar por Internet, promete ayuda espiritual, alojamientos, regalos y hasta retoques estéticos a jóvenes que quieran cambiar de vida y que se quieran ir a vivir con él a Lima a cambio de relaciones. Advertía
explicitamente que las jóvenes debían estar dispuestas a mantener
relaciones sexuales.
Se consideraba un enviado especial, que quería repoblar el mundo, y para poder hacerlo tenía que tener nueve esposas .Aseguraba haber sido elegido por Dios
para repoblar el mundo tras el apocalipsis. Para conseguirlo reclutaba esposas sumisas, un grupo de elegidas. Manrique obligaba a las mujeres que estaban con él a tomar una sustancia alucinógena llamada ayahuasca.
El mencionado gurú se había autoproclamado como uno de los siete "reyes creadores" y se hacía llamar príncipe Gurdjieff. Aseguraba que las mujeres encontrarían la salvación. Así, poco a poco, este hombre conquistaba a las chicas y las incitaba a que abandonasen su domicilio e hicieran cualquier cosa por él. Las conducía por un camino salpicado de rituales, fanatismos y extorsiones. Necesitaba mujeres que eran las elegidas para cumplir con la tarea de cuidarlo
En declaraciones a los periodistas, el padre de Patricia Aguilar ha acusado a Manrique de captar psicológicamente a su hija cuando aún era menor de edad, a través de una página esotérica donde ella acudió para que le dieran explicación de un sueño. El líder convenció a la joven para que dejara a su familia y se uniera a él en Perú.
La familia Aguilar sostiene que Manrique se aprovecha de menores inestables emocionalmente para captarlas a través de las redes sociales. Les promete que con él se salvarán de la llegada del fin del mundo y las anima a abandonar sus hogares cuando cumplan 18 años para unirse a su harén.