viernes, 27 de septiembre de 2019

DIFUSORES DE SECTAS

De las enseñanzas espirituales de la nueva era toman los grupos sectarios actuales (incluidas sus últimas versiones veganas, animalistas, yoguistas, etc.) muchas formas de actuación para hacer prosélitos. Los ya iniciados y transformados en difusores utilizan esas herramientas sintiéndose con cierta superioridad sobre los profanos a los que van a meter en su grupo. Como hemos visto en los artículos de "testimonios personales" de personas que han entrado en esos grupos, al principio se han sentido muy bien acogidos.

Por eso es bueno tener en cuenta que los difusores de las sectas "se ven frecuentemente obligados a encubrir sus sentimientos para poder hacerse valer mejor. Así, pues, no nos debemos dejar cautivar por la amabilidad de nadie, porque puede ocurrir que sólo sea un arma de ataque. Es natural que la primera fase de tal combate sea la de tranquilizar al contrincante para que no esté en guardia; esto es lo que se pretende en tales casos con la vanidad. Esta primera fase puede, pues, parecernos la expresión del sentimiento de comunidad, pero la segunda nos descubre nuestro error. De tales personas solemos decir que nos desilusionan, que tienen dos almas, aunque en realidad sólo tienen una que comienza a manifestarse amablemente para continuar luego con hostilidad. Esta aduladora actitud inicial puede llegar a ser una verdadera trampa espiritual. Estos individuos pueden llevar en la boca las mejores acciones e ideas y hasta realizarlas aparentemente. Suelen hacerlo, sin embargo, de una manera tan demostrativa, que el psicólogo se pone en guardia. Un criminalista italiano dijo una vez: "Cuando la conducta ideal de un individuo excede de cierto límite, y cuando su bondad y nobleza de sentimientos se exterioriza de una manera que nos sorprende, debemos desconfiar". Este criterio debe, no obstante, emplearse con una gran cautela, aunque sin olvidar que tiene un gran fundamento teórico y práctico." (Alfred  Adler)