viernes, 28 de julio de 2017

LA SECTA DE LOS HIPPIES

Muchos creen que el movimiento hippie y la contracultura es algo que quedó en el pasado, pero se equivocan. El "programa" de la contracultura hippie ha sido llevado concienzudamente, ahora continúa en vigor y se ven ya sus desastrosas consecuencias (con las drogas de último diseño como el éxtasis y las fiestas nocturnas como la del Madrid Arena, 1 de noviembre de 2012). 

Es muy sospechoso el carácter supuestamente revolucionario de la cultura psicodélica cuando hubo publicaciones tan reaccionarias como Life y Time que prestaron una atención tan clamorosa a la psicodelia desde 1957.

Hacia 1955 los servicios de inteligencia de Estados Unidos (CIA) y de sus países aliados comenzaron a experimentar con el alucinógeno LSD con el fin de investigar el potencial del LSD para controlar la sociedad. Actualmente se sabe que se fabricaron y distribuyeron millones de dosis de dicha sustancia bajo los auspicios de la CIA. El LSD se convirtió en la droga elegida dentro de la propia agencia, se introdujo poco a poco en el mundo académico y de ahí pasó a la sociedad.

Gregory Batesson, veterano de la División de Investigación de la OSS, enganchó al poeta 'beat' Allen Ginsberg para experimentar los efectos de la droga que la Marina de Estados Unidos llevaba a cabo en Palo Alto, California. También el novelista Ken Kesey y los miembros originales del grupo de rock Grateful Dead abrieron las puertas de la percepción por cortesía de la Marina estadounidense. (Michael Minnicino, "The Frankfurt School and Political Correctness", Fidelio, invierno,1992)

Existe un memorándum interno del FBI de 1968 donde se menciona que se empleó al grupo rock Grateful Dead para canalizar la protesta y la rebeldía de la juventud hacia direcciones más benignas e inofensivas. Prestaron un servicio importante a la oligarquía al desviar a muchos jóvenes hacia la droga y el misticismo en vez de hacia la política. (Jim Keith, Mind Control World Control, Adventures Unlimited Press, 1977)

Gregory Bateson aplicó las ideas de Las puertas de la percepción de Aldous Huxley, primer manifiesto de la psicodelia. Bateson, como director de una clínica que experimentaba con drogas alucinógenas en el Hospital de la Administración para Veteranos de Palo Alto, programó el cuadro inicial de la secta del LSD conocida como la secta de los hippies.

Bateson creó un núcleo de iniciados del culto psicodélico. La persona más influyente de las que reclutó en Palo Alto fue Ken Kesey, a quien administró la primera dosis de LSD en 1959. Para 1962 Ken Kesey había terminado su novela Alguien voló sobre el nido del cuco, que popularizó las ideas de que la sociedad es una prisión y de que las únicas personas verdaderamente libres son los locos. A continuación, Ken Kesey organizó un grupo de iniciados del LSD denominado "The Merry Prankters".

Recorrieron el país repartiendo LSD, construyendo una red de contactos para su distribución y haciendo publicidad a favor de la incipiente "contracultura". Ya para 1967 la secta de Ken Kesey había distribuido tales cantidades de LSD, que había un gran grupo social de personas habituadas a las drogas y llamadas "hijos de las flores", fundamentalmente en San Francisco, donde instaló Gregory Bateson una clínica gratuita. (Michael Minnicino, The Campaigner, abril, 1974)

En 1964 Ken Kesey compró un autobús antiguo. Él y sus amigos se empeñaron en convertirlo en "el autobús", donde todo era un 'happening' continuo, todo era grabado como en un 'reality show'. Pintaron el vehículo de forma estrambótica, llamativa. Ken Kesey y loa Prankters emprendieron la ruta para descubrir América y someterla a su particular 'Acid Test'. Catorce personas se montaron en el autobús, la mayoría Prankters empedernidos que veían todo el montaje como una obra de arte en sí misma. Se decía que la película que se filmaría durante el viaje era lo que le daba sentido.

El conductor del autobús solía ser Neal Cassady, quien llevaba un micrófono colgado del techo que le permitía mantener un monólogo inspirado por las anfetaminas. Ken Kesey se sentaba en el techo, se envolvía con las barras y las estrellas de la bandera norteamericana, y leía cómics del capitán América, mientras los altavoces acoplados al techo atronaban con música rythm and blues y soul. La ruta que siguieron fue al sur, a Arizona, donde tuvieron su primera experiencia en grupo con LSD; pasaron por Phoenix y fueron a Houston, entraron en Nueva Orléans y siguieron hasta Nueva York. Tuvieron un encuentro con el gurú del ácido en la costa este, Timothy Leary; fue una visita decepcionante pues Kesey y Leary eran personalidades dispares. Neal Cassady volvió antes al Oeste. A fines de agosto de 1964 The Merry Prankters volvieron al campamento base y el número de los miembros de la secta aumentaba día tras día.

En febrero de 1965 los agentes antinarcóticos hicieron una redada en casa de Augustus Owsley Stanley III en Berkeley (California) y le acusaron de haber montado un laboratorio de metedrina. Si todo Berkeley estaba hasta las cejas de speed, en gran parte era obra de Owsley. Después de dos meses regresó a Berkeley con una potente dosis de LSD.

Todos los sábados había una fiesta en La Honda que Kesey y los Prankters preparaban durante la semana. Cables, micrófonos, altavoces, sistemas de grabación y mezcla de sonido, esculturas, anfiteatro, iluminación compleja, todo estaba pensado para sorprender y confundir. Los Prankters corrían de un sitio a otro con la cara pintada y las banderas de Estados Unidos o gafas de bucear. Echaban ácido LSD en todo. La policía sólo podía cachear y registrar los coches de los asistentes cuando salían, pero ocurrió una redada el 24 de abril de 1965 cuando 18 agentes registraron en busca de marihuana. Descubrieron a Ken Kesey cuando trataba de tirarla por el retrete. Él y catorce Prankters fueron detenidos, acusados de posesión de marihuana y Kesey fue inculpado de resistencia a la autoridad y de dirigir un recinto donde se vendía marihuana.

El primer Acid Test se celebró el 27 de noviembre de 1965 en el rancho The Spread, propiedad de Ken Babbs próxima a Santa Cruz. Allí Jerry García y Phil Lesh de The Warlocks habían merodeado y querían montar un show multimedia. Ken Babbs aceptó. Allen Ginsberg tarareó mantras hindúes y budistas. Neal Cassady improvisó una charla a micrófono abierto. Owsley proporcionó LSD (puras Sandoz en cápsulas rojas arrugadas) y The Warlocks, que luego se convertirían en The Grateful Dead, tocaron. Duró hasta el amanecer y todos se divirtieron.

El 4 de diciembre se celebró el segundo Acid Test. Los Prankters repartieron panfletos, donde daban la dirección de la fiesta, cuando los Rolling Stones tocaron en el Auditorium de San José. Entre 300 y 400 personas se apuntaron al Acid Test, y The Warlocks tocó hasta que la policía llegó y empezó a mandar a todo el mundo a casa. 

Hubo un tercer y un cuarto Acid Tests, donde se llegaron a ver fragmentos de la película del autobús de los Prankters. En el último, Ken Kesey no se divirtió mucho y anunció a los Prankters que los AcidTests se habían terminado, se les estaban yendo de las manos y había demasiadas malas vibraciones. Pero nadie le hizo caso y todos siguieron preparando la siguiente fiesta.

 En 1966, el 8 de enero hubo otro nuevo Acid Test en el Fillmore Auditorium. Hubo 2 400 personas. Ken Kesey y los Prankters en un extremo y The Grateful Dead en el otro. En el centro, una bañera hinchable llena de ponche mezclado con LSD.

Stewart Brand, uno de los organizadores de los Acid Test, preparó el Trips Festival como una fiesta loca de tres noches. Invitó a Ken Kesey y los Prankters a tocar la segunda noche. Pero entonces tuvo lugar el segundo arresto de Ken Kesey por la policía, y Ken Kesey fue sentenciado a estar tres años en la cárcel del Estado.

Para entonces muchos hippies vendían marihuana; en seguida hubo un buen número de traficantes profesionales. Nicholas von Hoffmann (en el Washington Post, en octubre 1967) llegaba a la desagradable conclusión de que, independientemente de lo que ellos creen ser, los hippies constituyen en realidad "la mayor historia criminal desde la Prohibición". Las comunidades hippies se fueron convirtiendo en un mercado dominado cada vez más por intereses bastardos a los que no les interesaba la libre expansión de la conciencia, sino el puro negocio y la política de adormecer a las personas y a enormes grupos de población. Como la secta Osho.

Un ejemplo de cómo las dimensiones de la conciencia expandida se adaptan a las versiones "más comerciales" de la prensa "underground" es el número de octubre de 1967 de la revista californiana Oracle: el arte oficial y vigente en cualquiera de sus formas es psicodélico; la entrevista al gurú Timothy Leary trata sobre el único tema del LSD (el contenido es superficial y falso, pero el tono es pontificial y ofrece todas las frases consagradas); luego viene un artículo de fondo de un ecólogo-filósofo sobre sus visiones de paraíso con el LSD; otra entrevista a una rockera se titula "cómo me drogo"; un capítulo sobre 'vida en éxtasis' bajo patrocinio de la Sandoz Company, fabricantes de LSD-25; y por último un artículo científico sobre cómo no coger una hepatitis con tantos pinchazos, con tono hip, pero de tercera mano.