viernes, 8 de enero de 2016

LA MANIPULACIÓN DE LA PSICODELIA

En la casa de campo Esalen, en California, se reunieron los precursores (científicos, artistas, psicoterapeutas) que perfilaron las ideas y las prácticas básicas del movimiento New Age; luego, Michael Mac Murphy las aglutinó y el matrimonio Caddy las llevó a la práctica en el norte de Escocia, desde donde irradió el mensaje. En Estados Unidos entre los años de 1960 -1970 se formaron comunidades semejantes a la de Escocia y creció el movimiento de la "contracultura", y todo ello se englobó dentro de la Nueva Era.

Los teóricos más representativos de la New Age han sido Fritjof Capra, con su obra El Tao de la Física (1975); Marilyn Ferguson, con su libro The Aquarian Conspiracy (1980); Carl Sagan, con su serie televisiva Cosmos (1980).

Se dice que la Nueva Era es un movimiento socio-cultural de gran influencia en Occidente que engloba una colección desordenada de tendencias, submovimientos, grupos y personas que tienen ideas, prácticas e ilusiones con un gran parecido, y por ello resulta difícil describir de forma breve y concisa todo aquello que representa. La Nueva Era no es una secta, pero por desgracia muchos grupos sectarios utilizan técnicas antiguas para persuadir, manipular y someter la voluntad de los demás. Marilyn Ferguson habla de "psicotécnicas" para abrir la mente intuitiva, para cambiar la conciencia, pero estas técnicas pueden ser utilizadas con fines sectarios y manipulativos. Es frecuente que los procesos concientizadores que algunas sectas utilizan den paso a un "lavado de cerebro" o a lo que los especialistas han llamado "violación psíquica", que se define como la anulación absoluta de la personalidad individual de los miembros de la secta, reemplazándola por otra útil a los propósitos de ésta.

Por otra parte, resulta disparatado unir en el mismo grupo de"psicotécnicas", como si tuvieran la misma validez, la brujería y el espiritismo con prácticas que parecen más trascendentales como la meditación.

Dentro del esoterismo hay que destacar varios grupos y personalidades que han ejercido una profunda influencia en el movimiento New Age: el Cristianismo, el movimiento Rosacruz (con derivaciones masónicas), la Sociedad Teosófica (H. P. Blavatsky y Annie Besant), la Escuela del Cuarto Camino de Gurdjieff, el paleontólogo evolucionista Pierre Teihard de Chardin, el psicoanalista Carl Gustav Jung, la psicología transpersonal (término acuñado por Stanislav Grof), la terapia Gestalt (del gurú Fritz Perls), el Espiritismo, filosofías y religiones de Oriente (el Taoísmo, el Tantrismo, el Hinduismo, el Budismo), el Gnosticismo (cuya versión contemporánea, con muchas escuelas, viene del antropólogo Samael Aun Weor), la Astrología, el Chamanismo (con el referente de Carlos Castaneda), la Ufología, el movimiento Hippy, el movimiento del "potencial humano", James Lovelock (con su hipótesis de Gaia), la Cienciología, la Teoría de la Relatividad (Einstein) y la mecánica cuántica, la idea del Nuevo Orden Mundial después del final de la Guerra Fría.

No es extraño que, después de que la mayoría social ha aceptado tendencias tan dispares, nuestros hijos universitarios tengan una extraña amalgama de creencias mezcladas de todo este cúmulo de ideas de la Nueva Era.

En los festivales de música (Monterrey, 1967; Newport y Denver, 1969; Woodstock, llamado "Festival de Acuario"), los jóvenes fueron los "conejillos de Indias", víctimas de un experimento planificado, a gran escala, con drogas alucinógenas de efectos psicóticos, con secuelas emocionales asociadas. Este experimento tenía la complicidad del gobierno y del FBI; era todo un plan secreto para subvertir los valores constructivos de Estados Unidos. En esa época los servicios de inteligencia de Estados Unidos y de Inglaterra investigaron la creencias y los medios del chamanismo (con sus drogas alucinógenas), la brujería, la magia ceremonial, el esoterismo, las religiones mistéricas y orientales, y los despojaron de su verdadera razón, consistente en que el desarrollo de poderes psíquicos es un paso de la perfección espiritual y de la elevación de la conciencia, y los utilizaron para crear asesinos, convertir agentes de espionaje, interrogar a prisioneros, obtener información y manipular la conciencia, la memoria y la percepción de la realidad. Son conocidos los programas de control mental generados por esta satánica simbiosis: Bluebird, Artichoke, MK-Ultra.

Dijo Theodore Roszak en su libro de 1970 El nacimiento de una contracultura: empezamos a albergar sospechas muy serias sobre el carácter supuestamente revolucionario de la cruzada psicodélica cuando vemos publicaciones tan claramente reaccionarias como Life y Time prestar una atención tan clamorosa al psicodelismo desde 1957.

El número de Life del 13 de mayo de 1957 contenía un tentador y sugestivo artículo titulado "En busca del hongo mágico", firmado por R. Gordon Wasson, uno de los vicepresidentes de "J. P. Morgan", y por su esposa. El artículo relataba las aventuras visionarias vividas por ellos y un fotógrafo neoyorquino de sociedad en 1955, entre practicantes del culto al Psilocybe, en Méjico. El artículo, lleno de ilustraciones y de descripciones detalladas del hongo, exponía los pormenores de las religiones ocultas y orientales y terminaba asegurando a sus lectores "que el hongo pone estas visiones al alcance de muchas personas". Desde entonces, el psicodelismo ha tenido buena prensa en las publicaciones Time y Life, excepto cuando se mezcla con bohemios jóvenes y turbulentos.

Independientemente de sus fallos, la prensa de Henry Luce tiene un olfato muy fino en lo que respecta a lo que la sociedad tecnocrática puede o no asimilar. Sospecho -dice Theodore Roszak- que dicha prensa astutamente percibió que una pildorita, privada y agradable, podía ser un medio muy socorrido para mantener un cierto grado de estabilidad emocional en el estado social. Los jóvenes que beben de las fuentes psicodélicas de Doors of perception de Huxley olvidan el mismo autor en su Brave New World entreveía que lo insoportable se haría soportable con un producto químico visionario llamado 'soma', cuyo objetivo era producir "hombres sanos, hombres obedientes, estables en su satisfacción".

En los mismos años, varios jóvenes ingleses, ayudados por un grupo de psiquiatras radicales, formaron una asociación para investigar las drogas psicotrópicas y "los métodos para alterar la conciencia en general", así como para liberalizar la legislación británica sobre narcóticos. Al constituirse como asociación adoptaron precisamente el nombre SOMA (Society of Mental Awareness). Están jugando con fuego; están adaptando los agentes psicodélicos a las exigencias de la tecnocracia. Semejante integración sería un ejemplo de "desublimación represiva", señalada por Herbert Marcuse de la Escuela de Frankfurt.

Sus antecedentes históricos parecen indicar que el papel de los agentes narcóticos es el de controlar y estabilizar. De Quincey sugería la afición al opio entre los aristócratas y los artistas ingleses de su época (1820-1830) y estaba convencido de que el hábito proliferaba entre los obreros de los telares de algodón.

Los historiadores del periodo saben que era práctica común entre las madres de familias trabajadoras administrar a sus hijos desde la cuna fuertes dosis de láudano, llamado "bendición de la madre"; así que el uso de la droga servía para amortiguar el descontento social en los primeros tiempos de la industrialización inglesa.

El láudano y la morfina también cobraron sus víctimas a un nivel social más elevado, en Inglaterra; entre sus adictos se cuentan Coleridge, Dickens, Carlyle, Rossetti, Elizabeth Barrett Browning y el laureado poeta Tennyson. Es sorprendente que la sociedad victoriana no tuviese muchos reparos en aceptar ese hábito en tales mentes próceres, mientras que en 1960 y 1970 se amenazaba a John Lennon y a Mick Jagger con severos castigos por jugar con cannabis.

Por mucho que busquemos a los aficionados a los narcóticos más bohemios del siglo XIX -Teófilo Gautier, Charles Baudelaire-, no encontraremos en ellos revolucionarios sociales.

¿Por qué no habría de incluir la sociedad tecnocrática en su arsenal de "métodos de control social" y de relajamiento emocional uno tan depurado y sutil como el psicodelismo? Un "viaje" ocasional... ¿qué peligro tiene esta travesura privada para el orden establecido, siempre que no vaya ligada a ninguna forma de disconformidad explosiva? Perversa justificación.

Si los cerebros de la RAND Corporation ya consideraron introducir tranquilizantes y sedantes en las situaciones represivas más odiosas -la vida en un refugio atómico después de un ataque termonuclear- como medios de aliviar la presión de la desesperación, ¿por qué no considerar con el mismo fin los agentes psicodélicos?

Además, no hay que perder de vista que muchos ciudadanos respetables, sin actitudes sociales o culturales radicales, emplean normalmente una amplia gama de narcóticos, barbitúricos, anfetaminas, tranquilizantes, millones de recetas de drogas psicotrópicas, antidepresivos... Lo más curioso: el sector de población más dependiente de las drogas no es el de la juventud rebelde, los jóvenes bohemios, sino el de las mujeres de edad que padecen insomnio y necesitan calmar sus nervios.

Así, los reajustes y las funciones que solían dejarse a la iniciativa del organismo -sueño, vigilia, relajación, potencia sexual, digestión, deyección, etc.- se transfieren de forma antinatural a un creciente repertorio de pociones químicas y farmacológicas. Al parecer, los tradicionales procesos orgánicos del cuerpo humano no consiguen adaptarse a las exigencias de la civilización tecnocrática.

Ateniéndonos estrictamente a los hechos, ésta es una acusación condenatoria de la civilización contemporánea, puesto que en ninguno de los proyectos que realizamos para acondicionar nuestro medio ambiente tiene cabida el ser humano. La forma más conveniente de hacer frente a esta situación sin tocar los valores tecnocráticos es, lamentablemente, atiborrar el organismo con montones de productos farmacológicos.

Inicialmente, la Conspiración de Acuario fue un proyecto secreto del Gobierno de Estados Unidos asignado al Stanford Research Institute (SRI) y creado en 1946 por el Instituto Tavistock de Inglaterra con el fin de estudiar de qué manera afectan a la sociedad las tendencias sociales y culturales de reciente creación como el libertarismo, el libertarismo de izquierdas, el liberalismo, el socialismo, el anarquismo, el comunismo, el materialismo, el naturismo, el misticismo, el hedonismo, la espiritualidad, el ecologismo, el feminismo, la New Age y muchas otras orientaciones de la sociedad.

Hubo un informe acerca de la Conspiración de Acuario, y se publicó en 1974 en Estados Unidos con el nombre en clave de The Changing Images of Man, informe dirigido por un panel de veintitrés expertos en controlar la mente; entre ellos, la antropóloga Margaret Mead, el psicólogo conductista B. F. Skinner, Ervin Laszlo, de las Naciones Unidas y sir Geoffrey Vickers, de la Inteligencia Británica. El objetivo del estudio llevado a cabo por el Stanford Research Institute es que la humanidad deje de desear el progreso industrial a favor de la "espiritualidad". El profesor Willis Harmon, supervisor de este proyecto y "futurista" cuya especialidad es promover un paradigma social postindustrial, explica:

"Nuestro sistema de tecnología, sumamente desarrollado, lleva aparejadas mayores vulnerabilidades y fallos. De hecho, el alcance y el impacto derivados de los problemas sociales que están apareciendo en la actualidad plantean una seria amenaza a nuestra civilización (...). Si nuestras predicciones sobre el futuro demuestran ser acertadas, es de esperar que los problemas asociados a esta tendencia se vuelvan más graves y universales y ocurran con mucha rapidez."

El estudio llega a la conclusión perversa de que debemos cambiar cuanto antes la imagen industrial del hombre: "las imágenes del hombre que han dominado durante los dos últimos siglos no serán adecuadas en la era posindustrial." Lo que buscan estos "ingenieros sociales" es el concepto y la imagen de un hombre espiritual, sumiso, dependiente, ablandado con drogas y productos farmacéuticos.

El informe termina prediciendo que hay numerosos movimientos sociales que pueden terminar desembocando en una imagen nueva e inspiradora, indicadores del posible surgimiento de una imagen nueva de la sociedad: la participación de los jóvenes en los procesos políticos, el movimiento de liberación de la mujer, la rebelión de los jóvenes contra los errores de la sociedad, la revelación de la responsabilidad social de las empresas, la brecha generacional como modelo de cambio, la tendencia antitecnológica de muchos jóvenes, la experimentación con nuevas estructuras familiares y nuevas relaciones interpersonales, el surgimiento de comunas como estilo de vida alternativo, el surgimiento de movimientos conservacionistas/ecologistas, el aumento de interés por los puntos de vista religiosos y filosóficos orientales, un renovado interés por el cristianismo "fundamentalista", la preocupación de los sindicatos por la calidad del entorno de trabajo, un interés creciente por la meditación y otras disciplinas espirituales, un mayor interés por el proceso de "autorrealización".

El profesor Willis Harmon así promovía un paradigma social postindustrial como versión popular del método para manipular o "ablandar", según los manuales del Instituto Tavistock, a Estados Unidos primero, para exportar el modelo estadounidense al resto del mundo. Ablandado de este modo, Estados Unidos se consideraba que ya estaba maduro para la introducción de drogas. Esto también era parte integral de la Conspiración de Acuario. La proliferación del consumo de drogas fue uno de los temas que se estudiaron en la Unidad de Investigación de Ciencias Políticas del Centro Columbus que tenía el Instituto Tavistock en la Universidad de Sussex. Se lo conocía como el centro de "conmociones de futuro", un nombre dado a la psicología orientada al futuro y diseñada para manipular a grupos enteros de población. Estados Unidos sería programado para acostumbrarse de tal modo a esos cambios planificados que resultase difícil percibirlos cuando tuvieran lugar.

De hecho, esta ambiciosa iniciativa, trascendental para la tecnología de "armas silenciosas", fue debatida y llevada a la práctica por primera vez como doctrina oficial por el Comité de Política del Club Bilderberg en su reunión inaugural de 1954. Luego utilizaron la expresión "Guerra Tranquila" para describir la manifiesta metodología táctica que iba a usarse para subyugar a la especie humana. El documento, Top secret: Silent Weapons for Quiet Wars. An Introductory Programming Manual, se hizo público de forma casi accidental el 7 de julio de 1986. El documento revelaba los detalles de un plan urdido durante la Guerra Fría y proponía controlar a las masas de población mediante la manipulación de la industria, los pasatiempos, la educación y las tendencias políticas de la gente. Llamaba a una revolución "tranquila" que enfrentara a un hermano contra otro y desviara la atención del público de lo que sucede en realidad.

Una parte del documento dice: "Es francamente imposible hablar de ingeniería social o de la automatización de una sociedad, es decir, de la creación de sistemas sociales automáticos (armas silenciosas) a escala nacional o mundial sin hablar de amplios objetivos de control social y de destrucción de la vida humana, como, por ejemplo, la esclavitud y el genocidio. Este manual es en sí mismo una declaración de intenciones. Tales escritos deben ser apartados del escrutinio público."

En Tavistock (financiado por la Fundación Rockefeller desde 1934, para crear muchos Institutos de Trabajo), Eric Trist y Frederick Emery desarrollaron una teoría de la "turbulencia social" para suavizar el efecto de impresiones futuras: se puede ablandar moralmente a la población utilizando fenómenos en masa como cortes en el suministro de energía, hundimientos económicos y financieros, ataques terroristas. Si las impresiones van muy seguidas y se administran cada vez con mayor intensidad, es posible inducir a la sociedad entera a un estado de psicosis colectivo, a la apatía y la ausencia de toma de decisiones. Con ello los grupos sociales son más fáciles de controlar. Así se pretende, con la ayuda de la televisión, cambiar de "paradigma", modificar los conceptos básicos, cambiar todas las reglas de la sociedad. Para sobrevivir en este estado, la gente necesitará crear una religión nueva, adherirse a alguna secta oriental. Esta es la "Nueva Era", la "Era de Acuario" que predican Tavistock y la Escuela de Sociología de Frankfurt (Alemania).

Todo esto responde a planes que se remontan más atrás en el tiempo. H. G. Wells, escritor británico de ciencia ficción y perteneciente al grupo "Mesa Redonda", en su libro Open Conspiracy (1928), afirmaba: la revolución mundial sólo se puede alcanzar empleando la contracultura como ariete contra un público que no sospecha nada.

En efecto, a principios del siglo XX, la oligarquía británica dirigente fundó un centro político para sus operaciones, el grupo de la "Mesa Redonda", sociedad secreta de inteligencia creada por John Ruskin y su mentor Cecil Rhodes. En 1903 explicaba lord Alfred Milner: "podemos derrotar a la democracia porque comprendemos cómo funciona la mente humana."

El grupo británico "Mesa Redonda" creó agrupaciones sectarias diseñadas para distintas funciones culturales (Aurora Dorada con Aleister Crowley, Hijos del Sol con Aldous Huxley, Hermandad Prerrafelista, salones vanguardistas como el de Gertrude Stein) y políticas (entre ellas, la secta-partido nazi con Adolf Hitler). Desde entonces, ha sido constante la infiltración de la inteligencia británica primero y de la británica y norteamericana después en todas las instituciones importantes del mundo.

Las diez conferencias sobre Cibernética (1946-1953) auspiciadas por la fundación estadounidense "Josiah Macy Jr." contaron con la presencia del cerebro Norbert Wiener, científicos sociólogos y defensores de la contracultura. Este grupo de la Cibernética, aliado con las instituciones nombradas anteriormente, buscaba: provocar artificialmente movimientos sociales que parecieran espontáneos; reducir la variedad de opiniones; negar la parte espiritual y creativa del arte; controlar la información ofrecida por los medios de comunicación; mecanizar los pensamientos del hombre; crear un "fascismo de rostro democrático". Para estos científicos, los ordenadores, igual que el LSD, iban a servir en el futuro para controlar las mentes, los hábitos, e imponer el pensamiento único.

Así, lamentablemente, las autoridades políticas, de forma expresa o por omisión, defienden la psicodelia, la permisividad hacia las drogas y las sectas por muchos motivos; entre ellos están: las conveniencias públicas, pues los grupos sectarios pueden serles proclives y, además, distraen la atención popular de los problemas concretos y cotidianos; el temor de ser acusados de violentar las libertades de religión y de conciencia, abriendo un frente crítico que debilitaría a las autoridades políticas; la precaución práctica, ya que hay sectas internacionales con gran influencia política o con poderosos medios de intervención pública en el país; la creencia de que "por todos los caminos se llega a Roma"; la promoción de la igualdad ante la ley sin otras consideraciones.

Bibliografía:
Asociación AIS, Infosect, nº 52, segundo trimestre, 2001
Daniel Estulin, El Instituto Tavistock, 2011
Humberto Lagos Schuffeneger, La máscara derrumbada. Sociología de las sectas religiosas, 1996.
Theodore Roszak, El nacimiento de una contracultura, 1970
Margaret Th. Singer y Janja Lalich, Las sectas entre nosotros, 1997
Frances Stonor Saunders, La CIA y la Guerra Fría cultural, 2013

El Instituto Tavistock, en:  http://www.mitele.es/programas-tv/cuarto-milenio/temporada-10/programa-410/