viernes, 23 de diciembre de 2016

PERSONALIDAD DE LOS LÍDERES DE SECTAS (3)

Las sectas suelen hacer, como en la Edad Media, la "hagiografía" de su líder/fundador. Una "biografía oficial" en la que todos los miembros deben creer. El líder parece en las páginas de esas biografías como un santo.

¿Y si se analizara al líder de una secta según los parámetros de su propia filosofía? Aunque se utilice cierto lenguaje esotérico, hay un testimonio sobre un personaje.

Según la terminología de su escuela, Uzcátegui Quintero, líder (con su correspondiente hagiografía) de la secta gnóstica de AGEAC, sería ejemplo de "hanasmussen", alguien con acusada doble personalidad, una demoníaca y otra espiritual, y este líder dice representar un movimiento de la Era de Acuario, pero en los hechos de su vida se muestra representar más bien los aspectos más negativos de la Era de Piscis, o sea, una codicia material sin límites y un dogmatismo intelectual y espiritual excluyente.

Además, presume de ser la reencarnación de Trajano y de Marco Antonio. Sus seguidores deben tener en cuenta los efectos "kármicos" de estar bajo las órdenes de un individuo que en el pasado masacró a gran parte del pueblo oriental de Dacia (caso Trajano) y que en el pasado asesinó a muchas personas, usurpó sus pertenencias y fue considerado por el pueblo romano tirano y traidor a su patria (caso Marco Antonio). Ningún romano en adelante, por mucho tiempo, ninguno quiso poner a sus hijos el nombre de "Antonio" debido al nefasto recuerdo dejado por este personaje. (Igualmente, el pueblo alemán por mucho tiempo no quiso poner el nombre de "Adolf" a sus hijos, después de la Segunda Guerra Mundial).

En uno de los libros de referencia de la secta, se dice expresamente que a la sombra de la palabra Fraternidad se cometen todos los actos criminosos previstos en el código penal. Según algunos testimonios, Uzcátegui Quintero se preparó el camino manipulando, quitando capítulos enteros de otros dos textos de referencia de sociología gnóstica (uno de ellos se llama "El Cristo Social") para evitarse que los seguidores de AGEAC tuvieran razones para pensar y sospechar de los modos de operar de este y del equipo directivo de la secta. Seguramente habría párrafos comprometidos para él y su equipo directivo.

Es más: tan pronto como logra algunas experiencias espirituales o siddhis se infla de vanidad y orgullo. Piensa demasiado en sí mismo. Se separa de los demás. Los trata con desdén. Se envanece con sus cualidades morales. La hipocresía prevalece en su médula espinal. Pretende ser lo que no es en realidad. Se hace pasar por un gran Mahatma. Pone su 'cara de los domingos' como hacen los misioneros cristianos los días de fiesta. Esto es un Vritti peligroso. Se vanagloria demasiado de sí mismo. Hace daño dondequiera que va. Practica la hipocresía para obtener prestigio, respeto, honores, buena comida, vestido, y para engañar a los crédulos. No hay mayor crimen que comerciar en religión. Esto es un pecado capital. La hipocresía religiosa es más peligrosa que la hipocresía de la gente mundana. Un hipócrita religioso está muy lejos de Dios. No puede soñar con la realización de Dios. La ostentación externa es uno de los signos de la hipocresía religiosa. Tan pronto como logra algún avance, la gente ignorante va a él y le rinde homenaje. Se hincha de orgullo. Piensa entonces que es un gran Mahatma. Eventualmente se vuelve esclavo de sus admiradores. La gente se imagina que el Mahatma ha logrado siddhis (poderes) y se acerca a él para obtener bienes y eliminar la causa de sus enfermedades. Construir templos y hacer discípulos llevará consigo la caída del presunto Mahatma. Desarrolla egoísmo institucional. Se apega a su escuela, a su templo y a sus discípulos. Desarrolla una mentalidad esclava y una voluntad débil. El fundador del templo, del mausoleo, de la casa de acogida con el tiempo se vuelve inconscientemente esclavo de la adoración y Puja. Maya trabaja de diversas formas. ¿Cómo puede un hombre, que tiene el sentimiento de que debe ser adorado como un Avatara, servir a la gente? Por otra parte hay discípulos de mente estrecha que luchan entre ellos por cosas sin importancia y perturban la atmósfera pacífica. ¿Dónde está entonces la paz del Ashram? ¿Cómo pueden los visitantes disfrutar allí de la paz? Los fundadores de los templos nunca deberían pedir fondos a la gente. Causa un gran descrédito para aquellos que están caminando por el sendero. En los treinta y tres cañones del Lingam Sarira, en las treinta y tres vértebras del Kama Rupa, en las treinta y tres cámaras secretas del Manas del señor Uzcátegui Quintero, que se pretende Mahatma, se detectan con la clarividencia objetiva elementos tenebrosos de traición, de falsificación, de manipulador, de acaparador de riquezas ajenas, de asesinato, de crueldad, de derrochador, de mujeriego, de pederastia, amante de la opulencia y el lujo, de fiestas y orgías, de cobardía y de indolencia, de tiranía y de arbitrariedad, de violencia y maltrato, además de la hipocresía y la ocultación citadas antes, que se acumulan en su subconsciente debido a los comportamientos inhumanos mantenidos en las existencias anteriores.

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María del Carmen Tapia llegó al mayor nivel como directora del Opus Dei (secretaria regional de Venezuela), pero fue considerada lo peor de lo peor por sus excolegas del Opus Dei porque se atrevió a hacer un relato pormenorizado ("Tras el umbral, un viaje al fanatismo", Ediciones B, 1992) de la manera despótica y prepotente de gobernar que tenía Escrivá de Balaguer, al que sirvió de ayudante en Roma.


Otra mujer, María Angustias Moreno, fue directora de algunos centros de la secta Opus Dei, pero cuando expuso las contradicciones entre un espíritu en el que ella creía y la práctica a la que se le obligaba, recibió toda clase de calumnias (la llamaron de todo) por sacerdotes del Opus Dei como consecuencia de haber publicado un libro ("El Opus Dei. Anexo a una historia", Planeta, 1976) en el que criticaba el culto a la personalidad de Escrivá que se hacía internamente. De la misma autora son los libros La otra cara del Opus Dei (Planeta, 1978) y Creencias y controversias sobre la canonización de monseñor Escrivá (ed. Libertarias-Prodhufi, 1993)

Joan Estruch escribe Santos y pillos. El Opus Dei y sus paradojas (Herder, Barcelona, 1994), una de las obras más serias sobre la cuestión, muy bien documentada. Descubre la evolución y las contradicciones usando las palabras oficiales de los directores de la Obra y del fundador. Desenmascara la necesidad de los directores del Opus de "defenderse de su propio pasado".

Alberto Moncada, exnumerario y sociólogo, en su libro El Opus Dei, una interpretación (Indice, Madrid, 1974) explica la evolución de los primeros miembros del Opus Dei que desde unos ideales religiosos pronto se vieron obligados a buscar dinero debajo de las piedras para poder poner en marcha todas las realizaciones materiales. En vida de Escrivá la construcción de la casa central en Roma y el Colegio Romano necesitaron de sustanciosas aportaciones.

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El fundador de la Cienciología y Dianética es L. Ronald Hubbard, nacido en 1911, en Nebraska. Para sus adeptos, como consta en sus libros, L. Ronald Hubbard es una especie de superhombre, héroe de guerra, físico nuclear, a quien se atribuye una larga lista de cualidades que lo llevaron a "salvarse a sí mismo de una muerte segura (estaba desahuciado por sus heridas de guerra) mediante su técnica de la Dianética."

En realidad, nada de eso es cierto. En la detallada biografía escrita por Michael Linn Shannon, queda demostrado documentalmente que Hubbard no tuvo titulación académica alguna, repetidamente fue expulsado de distintos colegios por sus malas notas, obtuvo unos "doctorados de universidades fantasma" que se compran por 20 dólares.

Tampoco Hubbard intervino en heroicas batallas, pues se limitó a estar en barcos haciendo maniobras y a ser rebotado de unos a otros hasta acabar en un hospital, pero no por heridas de guerra, sino por úlcera de duodeno, artritis, bursitis y conjuntivitis.

Se podrían rebatir todos los datos de su "biografía oficial" que, cuando no son abiertamente falsos, son paranoicamente exagerados.

Existe una carta de Ron Hubbard a la Asociación de Veteranos de Los Ángeles en que explica la inestabilidad mental en que se encuentra y el deseo de ser tratado por un psiquiatra.

Es más, su propio hijo mayor, en una demanda ante un tribunal estadounidense, lo definió como un paranoico gravemente enfermo tanto física como mentalmente, que jamás se curó ni su propia enfermedad venérea, drogadicto habitual (escribió sus "descubrimientos científicos" bajo los efectos de la cocaína, el peyote y la mescalina), violento con su esposa y con sus hijos, y con un historial clínico largo y documentado.

El hijo aseguró en esa demanda que su padre estaba ya muerto o incapacitado mentalmente, y que los máximos responsables de la Cienciología/Dianética ocultaban este hecho, mientras, falsificando su firma, se estaban apoderando de toda su inmensa fortuna.