Los gurús de Silicon Valley no predican con el ejemplo. Mandan a sus hijos a un centro educativo Waldorf (donde la base pedagógica es la ideada y desarrollada por el croata Rudolf Steiner, creador de la antroposofía, que derivó hacia el ocultismo) donde no se utiliza la tecnología: no hay televisión, videojuegos, tabletas, ni teléfonos móviles. Para las oligarquías del futuro sólo hay libros. Tener delante solamente papel y lápiz es una manera de concentrarse en lo que realmente importa.
Leer en papel
La educación está en crisis porque está deteriorada la capacidad de prestar atención. Las tabletas constituyen un cúmulo inagotable de estímulos, con fecuencia irrelevantes, que el cerebro infantil no tiene capacidad de asimilar, de filtrar. Los estímulos van directos al circuito de la dopamina y crean una adicción. La lectura en dispositivos electrónicos es más superficial y vuelve a las personas más superficiales, y en definitiva más expuestas a las demagogias y a los mesianismos. Así no se crea la cultura de un niño ni de un joven.
En consecuencia, los niños y las niñas están distraídos, en tanto incapaces de centrarse en algo, mientras los padres nos creemos ingenuamente que los niños están concentrados. Los niños que leen en papel obtienen mejores resultados que los niños que hacen el mismo ejercicio en una pantalla. La gente que lee libros en papel muestra una mayor capacidad para recordar lo que leen.
Leer en papel incluye procesos tan sensitivos como notar el volumen y la textura del libro, cómo crece el número de páginas leídas, el olor de las páginas de un libro y el placer de pasarlas. Escribir en papel
También favorece la creatividad, el pensamiento crítico y la recuperación de la memoria
Es una habilidad humana con unos 6000 años de historia. La caligrafía impone orden y cierta lentitud. Otorga más tiempo para pensar, analizar; requiere esfuerzo, pero sirve para clarificar nuestras ideas confusas. Favorece el discernimiento de lo que realmente es importante y lo que no.
Se ha comprobado que, si se hace a un grupo de estudiantes escribir ensayos sobre un tema determinado, los resultados de los que hacen trabajos manuscritos suelen ser mejores que los que escriben mecánicamente en el teclado del ordenador.
La escritura a mano es algo único e intransferible; es un signo de nuestra personalidad, de nuestra humanidad, de nuestros estados de ánimo, de que no somos máquinas.
Los apuntes a mano mejoran la capacidad de memorizar porque se activan hasta tres regiones diferentes del cerebro: lóbulo parietal izquierdo, giro occipitotemporal y giro frontal superior.
Muchos científicos recomiendan escribir a mano como entrenamiento cognitivo para aquellas personas que quieran mantener su cerebro joven el mayor tiempo posible.
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