martes, 16 de junio de 2015

LOS GRUPOS SECTARIOS PERJUDICAN A NUESTROS HIJOS

Comparto la misma idea de Margaret Thaler Singer y de Janja Lalich cuando escriben sobre "Las sectas entre nosotros":

En muchos sentidos, los hijos son las víctimas más perjudicadas por la dureza y la arbitrariedad de las condiciones de vida de muchos miembros de sectas. Abundan los ejemplos de abusos: muerte de niños menores de edad que son golpeados, analfabetismo, esclavitud, sumisión a trabajos forzados para ganar dinero, etc. son casos concretos dentro de Ecclesia Athletic Association, cuyos miembros fueron juzgados por violar los derechos civiles e imponer esclavitud. Así que los agentes policiales sacaron a 53 niños del grupo sectario.

También es preocupante que las sectas apartan a las mejores mentes de la educación y del pensamiento racional. A muchos individuos se les impide contribuir al bienestar de la humanidad mediante la investigación, la ciencia, la medicina, la enseñanza, la ecología y otras carreras. En cambio, se los atrae a las sectas, donde terminan por contribuir durante años sólo al poder y la comodidad del líder. Pierden los años más importantes de su vida y, cuando salen, en ocasiones no pueden emplear su talento y su capacidad porque están atrasados en muchos sentidos.

Los grupos sectarios también vuelven a los miembros contra su familia empleando razones preparadas para que se adecuen a la ideología del grupo.

Un grupo político, por ejemplo, pone a prueba a los jóvenes reclutados haciéndoles mentir deliberadamente a sus padres, y uno de los líderes los vigila mientras cumplen esa "obligación". Ese es el primer paso tanto para separar a los reclutas de su familia como para enseñarles a cumplir órdenes irracionales.

Los grupos de psicoterapia y progreso personal son conocidos por lograr que sus miembros modifiquen sus historias personales y, en especial, vean a sus padres como malos y como si no merecieran su confianza.

Del mismo modo, las sectas religiosas enseñan a sus miembros a considerar a los ajenos, aun a parientes carnales, como Satán y a evitarlos a toda costa.

Algunos grupos empiezan a reclutar a los ancianos y los enfermos. Margaret Thaler Singer dice que recibe cada vez más peticiones de ayuda en casos en que padres y abuelos han ido captados por grupos sectarios, que ya se han infiltrado en todas las clases sociales.

Se ha estimado que hay miles de niños pequeños en las sectas, por ejemplo: 5.000 niños en un grupo que trasladó su sede de Estados Unidos a Europa y otras partes. Se sabía que la Tony and Susan Alamo Foundation hacía publicidad en todo el país y solicitaba a las mujeres embarazadas que dieran sus hijos para que los criara la fundación en vez de tratar de hacer abortos. Algunos grupos sectarios insisten en que sus miembros mujeres actúen como "reproductoras" para traer más niños -futuros seguidores del grupo- al mundo.

Sin embargo, el trabajo de numerosos investigadores, como S. Landa, constata la condición deplorable de los niños en ciertas sectas: el uso extremo de la disciplina; la crianza del niño por otros miembros del grupo y no por los padres; la pura negligencia, la mala escolaridad, el abuso emocional; y la falta de adecuada atención médica, odontológica y nutricional.

Con independencia del modo como ingresen al grupo, esos niños están más desvalidos que los niños más desatendidos y víctimas de abusos del exterior, porque se los oculta a la protección de la sociedad en su conjunto. En algunos grupos, los niños parecen prisioneros en otro país, o son enviados en familias a recolectar dinero en el exterior, donde los niños están fuera de la jurisdicción de las leyes de protección de su país.

Los niños de las sectas son desvalidos, porque los padres, con los que los niños deberían contar, están controlados por el líder del grupo, de modo que el destino de los niños está en manos de él. En las sectas, los padres no actúan como en el mundo común. Se limitan a poner en práctica las órdenes del líder, que dicta cómo se debe criar a los niños. Esto puede ilustrarse con los niños del Templo de la Gente en Jonestown (Guyana) y los niños de la Rama Davidiana (de David Koresh) en Waco (Texas). 176 y 25 niños fueron víctimas mortales respectivamente.

Cada secta se considera por encima de las leyes del país, como un Estado soberano con sus propias reglas superiores, y en muchos casos, lamentablemente, los niños son tratados como si fueran desechables. A menudo, a los padres dentro de las sectas se les induce a considerar a los hijos como criaturas semejantes a potros salvajes a los que se debe domar. Como la estructura de la secta es autoritaria, los niños son socializados para someterse y rendirse a los dictados del líder (eso es lo que ven hacer a sus padres), no para la sociedad democrática y participativa.

En muchos grupos sectarios se ejercen controles de conducta muy estrictos y castigos inhumanos sobre los niños. La disciplina dolorosa y abusiva, el abuso sexual y la muerte resultan habituales. Luke Stice, de cinco años, murió por una fractura de cuello en una "secta de supervivencia" en la zona rural de Nebraska.

Los niños de las sectas no suelen tener una escolaridad regular ni la oportunidad de entablar relaciones normales con otros niños; incluso, cuando los padres salen de los grupos, los niños tienen dificultades. Las sectas desdeñan la escuela y la educación formal para los hijos, y, en el caso de que asistan, los compañeros los ridiculizan por las costumbres extrañas adquiridas en la secta.

La atención médica, oftalmológica, odontológica deficiente; la falta de asistencia en el parto; el consumo de droga por los niños de las sectas; las dietas alimenticias pobres e inadecuadas son otros problemas añadidos. Los niños de los grupos sectarios suelen pasar hambre de comida, de cariño y del cuidado de unos adultos que no los quieren. A veces son más queridos, son "benditos", los niños que han nacido cuando los padres están en la secta; no así los que nacieron antes de entrar en el grupo sectario. Otras veces, sufren de abusos emocionales y psíquicos ("melancolía destructiva", "temor al fin del mundo"), de falta de horas de sueño y de juego debido a las interminables sesiones y prácticas de los grupos donde están los adultos.

Lo más penoso es que los niños que salen de los ambientes sectarios están muy desconcertados acerca de su identidad, su sentido moral y su vocación profesional. Por esta razón, las autoridades competentes deben ser más activas, más atentas. No ocurra nada semejante al ejemplo siguiente: varios niños del Templo de la Gente de Jonestown (Guyana) llegaron a la secta porque fueron asignados de forma inadvertida por los Departamentos de Bienestar Social a un grupo para que éste los cuidara.
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Sí, las madres sufrimos por nuestros hijos. Una madre escribe:

 "Soy una madre desesperada. Creo que mi hijo esta en esa secta que menciona. Le han lavado el cerebro, de eso no tengo dudas. No son normales las cosas que hace. Ahora esta en el hospital recuperandose, pero no se que va a pasar cuando salga de ahi. Lo único que sabemos es lo que el publico en internet hace un tiempo, pero que ni sospecha que nosotros lo sabemos pues lo vimos cuando un día se dejó el portatil abierto. Y espero que no se de cuenta porque si no lo borrara y es capaz de ni dirigirnos la palabra y largarse, como ya a hecho otras veces. Es un desespero no poder hacer nada. La policia me dice que el es ya mayor de edad y no ha cometido ningún delito. Llevo varios dias casi sin dormir por la angustia buscando en internet algo que me de una pista de donde esta para poder recuperarlo."

 "Mi hijo sigue en el hospital y hoy hablo con mi marido con naturalidad, así que no creo que el se haya dado cuenta. No se que pensar, la verdad. Mi cabeza me va a estallar. Si usted, como parece conoce a la gente de esa secta, si yo le mando una foto me mi hijo podria decirme si esta ahi metido? Cuanto se lo agradeceria! Desde luego alguien ha cambiado a mi hijo. Los medicos hoy nos han dicho que le van a dar el alta ya porque no pueden hacer nada mas por el y yo me temo lo peor, que vuelva a recaer y esta vez ya no lo cuente."

Unos padres en la misma situación escriben:

"Tenemos un hijo que desde hace varios años tiene un grupito de amigos a los que no conocemos. Ese grupo de amigos le enredaron en una secta. A nuestro hijo lo convencieron para que fuese a hacer un curso de tres meses, que nosotros sospechamos que sea una especie de "seminario". Hasta entonces no podíamos suponer la gravedad del problema, pero poco a poco nos fuimos dando cuenta y a fuerza de conversaciones, razonamientos, consejos y amonestaciones hemos intentado que abra los ojos de la mente y comprenda que se ha metido en una secta malvada que pretende anular completamente la voluntad de sus víctimas, destruir su personalidad y vaciar su mente de toda referencia al pasado, moldeando esa mente como si fuera arcilla, y que en el futuro sólo piensen y actúen bajo los dictados de sus "maestros", para lo cual les inculcan en la última fase del "tratamiento" una falsa confianza en sí mismos y al servicio de la secta. Ahora tenemos que ver impotentes cómo el dinero que pusimos a nombre de nuestro hijo en un Fondo Financiero para que le sirviera de apoyo en el inicio de su vida profesional, matrimonial, etc., tenemos que ver cómo ese dinero está yendo a parar a esa maldita secta."

"Los derechos de reproducción de un libro de la secta nos hacen suponer que ésta tiene ramificaciones de ámbito internacional. Con ese libro creemos que realizaron un macabro lavado de cerebro a nuestro hijo. Tenemos otros documentos que, si en un futuro hiciese falta para sacar a nuestro hijo de las garras de esos canallas, los utilizaríamos sin dudar. Por todo lo expuesto, les rogamos encarecidamente toda clase de información, asesoramiento y consejos, qué podemos hacer en nuestra situación, qué grado de peligrosidad tiene la secta, pues, aunque predican mucho amor, ignoramos si llegado el caso incitarían a nuestro hijo contra nosotros."


http://zarauste.blogspot.com.es/2016/04/la-trata-de-personas-en-las-sectas.html